Hombro Congelado – Guia Actualizada De Fisioterapia (2024)

El hombro congelado, conocido médicamente como capsulitis adhesiva, es una afección que impacta significativamente a un segmento considerable de la población, afectando entre un 2 a un 5% de la población general. Esta condición es particularmente prevalente en personas con ciertas comorbilidades, como trastornos de la tiroides o diabetes, donde la prevalencia puede alcanzar hasta un 38%.

La incidencia pico de esta patología se sitúa entre los 50 y 56 años, siendo más común en mujeres que en hombres, aunque este dato ha sido cuestionado por algunos autores. Un factor de riesgo notable es una historia previa de hombro congelado, con una probabilidad de recurrencia contralateral del 5 al 34%. Además, se deben tener en cuenta otros factores de riesgo como la inmovilización prolongada tras una cirugía, infarto de miocardio, trauma y enfermedades autoinmunes.

Desde un punto de vista clínico, el hombro congelado generalmente comienza con un endurecimiento gradual y un aumento del dolor con el tiempo, afectando principalmente la rotación externa y la abducción del hombro. Es crucial para los profesionales de la salud identificar correctamente esta afección en sus etapas iniciales, donde a menudo se confunde con dolor subacromial del hombro.

La capsulitis adhesiva se caracteriza por cuatro fases: temprana, congelación, congelado y descongelación. En la fase temprana, se observa un dolor agudo con movimientos y dolor sordo en reposo, afectando el sueño. La segunda fase conlleva una pérdida de movimiento en todos los planos y puede durar hasta nueve meses. La tercera fase es clínicamente similar y dura hasta 15 meses, mientras que la cuarta y última es una fase donde disminuye el dolor pero la rigidez puede persistir hasta 24 meses.

Es importante destacar que el diagnóstico temprano es clave, ya que un tratamiento incorrecto en las fases iniciales puede retrasar significativamente la recuperación. Las inyecciones de corticosteroides, por ejemplo, pueden aliviar el dolor sustancialmente si se administran correctamente.

La identificación correcta del hombro congelado no solo depende de la historia clínica y el examen físico, sino también de descartar otras patologías mediante radiografías y otros métodos de imagen. Una vez diagnosticado, es crucial evaluar la irritabilidad del tejido y adaptar el tratamiento a las limitaciones de actividad del paciente, informando sobre la historia natural de la afección y la importancia de la modificación de actividades para fomentar un rango de movimiento sin dolor.

¿Se Resuelve por Sí Solo?

Un interrogante común respecto al hombro congelado es si esta condición se resuelve espontáneamente sin intervención. Mientras que algunas fases de la capsulitis adhesiva pueden mostrar mejoría con el tiempo, es crucial entender que el tratamiento activo y dirigido puede acelerar significativamente este proceso y aliviar los síntomas más eficazmente. La combinación de ejercicios de movilidad y estiramientos con inyecciones de corticosteroides ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para obtener resultados óptimos. Esto subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento del hombro congelado, donde las intervenciones físicas se complementan con tratamientos farmacológicos para maximizar la eficacia.

Además, se han considerado otras modalidades como la diatermia de onda corta, ultrasonido o estimulación eléctrica, aunque se basan en evidencia más débil y su efectividad ha sido cuestionada en estudios recientes. Es fundamental destacar que el tratamiento debe ser personalizado según la fase y severidad de la capsulitis adhesiva de cada paciente.

Directrices Clínicas Actuales

Las directrices clínicas para el manejo del hombro congelado han evolucionado a lo largo de los años. Según las guías más recientes, se recomienda la combinación de inyecciones de corticosteroides y ejercicios específicos para aliviar el dolor a corto plazo. A pesar de que algunas terapias como la diatermia de onda corta y la estimulación eléctrica se mencionan en las directrices, su uso está basado en una evidencia más limitada.

Las movilizaciones articulares del hombro también pueden ser útiles para disminuir el dolor y aumentar el rango de movimiento, pero su efectividad en las primeras semanas o meses podría ser limitada debido al proceso inflamatorio activo en esta fase.

Es vital utilizar cuestionarios para evaluar el dolor y la función antes del tratamiento y en las semanas o meses posteriores para determinar si el paciente está experimentando mejoría. Los enlaces a recursos adicionales y cursos sobre hombros rígidos, mencionados en el video, pueden proporcionar una comprensión más profunda y un enfoque más efectivo para el tratamiento del hombro congelado.

Prevalencia y Factores de Riesgo

La prevalencia del hombro congelado es notable, afectando entre un 2 y 5% de la población general, con un aumento significativo en aquellos con ciertas comorbilidades. Es particularmente prevalente entre individuos con trastornos de la tiroides o diabetes, donde la prevalencia puede ser tan alta como un 38%.

Los factores de riesgo incluyen una variedad de condiciones y circunstancias. La edad es un factor determinante, con la mayoría de los casos ocurriendo entre los 50 y 56 años. El género también juega un rol, con una mayor incidencia en mujeres. Además, aquellos con un historial de hombro congelado están en mayor riesgo de sufrir la condición contralateralmente. Otros factores de riesgo incluyen la inmovilización prolongada después de una cirugía, un infarto de miocardio, traumas y enfermedades autoinmunes.

Diagnostico Capsulitis Adhesiva

La detección temprana del hombro congelado en la clínica es crucial para un tratamiento efectivo. Los profesionales de la salud deben estar especialmente alerta cuando un paciente presenta dolor en el hombro, especialmente si tiene comorbilidades como trastornos de la tiroides o diabetes. La prevalencia de la capsulitis adhesiva en estos pacientes es significativamente más alta, y un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia en el pronóstico.

El diagnóstico de un hombro congelado implica la identificación de una limitación y dolor tanto en la rotación externa activa como pasiva. Además, es común el dolor alrededor de la inserción del deltoides. Aunque la toma de historia y las radiografías son útiles para descartar otras patologías, es importante saber que condiciones como la tendinosis calcificada y la osteopenia a menudo coexisten con el hombro congelado. Contrario a la creencia popular, esta condición afecta por igual a hombres y mujeres.

Es importante reconocer los signos iniciales, como un endurecimiento gradual del hombro y un aumento en el dolor, particularmente en la rotación externa y la abducción. La pérdida de la rotación externa es una señal distintiva que debe alertar a los clínicos sobre la posibilidad de un hombro congelado. El conocimiento detallado de las fases de la enfermedad y los factores de riesgo asociados es esencial para un diagnóstico preciso y oportuno.

Prevención

Aunque no siempre es posible prevenir el hombro congelado, especialmente en casos donde hay factores de riesgo significativos como ciertas enfermedades crónicas, hay medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo. Mantener un buen rango de movimiento y flexibilidad en el hombro mediante ejercicios regulares y estiramientos puede ser útil.

En pacientes que han sufrido inmovilización del hombro debido a cirugía u otras causas, es crucial implementar programas de rehabilitación temprana para prevenir la rigidez. Además, el control efectivo de las condiciones subyacentes, como la diabetes y los trastornos tiroideos, es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar un hombro congelado.

Tratamiento Efectivo del Hombro Congelado

El tratamiento efectivo del hombro congelado requiere un enfoque multidisciplinario y personalizado, adaptado a las necesidades específicas de cada paciente y a la fase de la enfermedad en la que se encuentran. La combinación de fisioterapia y farmacología ha demostrado ser la más efectiva en la mayoría de los casos.

  1. Analgesia y Control del Dolor: El uso regular de analgésicos, como el paracetamol, juega un papel fundamental en el tratamiento inicial del hombro congelado. En casos donde el paracetamol resulta ineficaz, se pueden probar los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Estos medicamentos ayudan a controlar el dolor y la inflamación, permitiendo al paciente mantener un mayor grado de movilidad y comodidad durante las actividades diarias.
  2. Inyecciones Intraarticulares de Corticosteroides: En el primer año de la enfermedad, las inyecciones intraarticulares de corticosteroides se han asociado con una mejora significativa en el control del dolor, la función y el rango de movimiento de la rotación externa a corto plazo. Estas inyecciones pueden proporcionar un alivio considerable, facilitando la realización de ejercicios de movilidad y la participación en actividades diarias.
  3. 3. Mantenimiento de la Actividad: Es esencial asesorar a los pacientes para que se mantengan activos dentro de los límites de su dolor. Aunque el movimiento y los ejercicios pueden ser incómodos, evitar la inmovilización total del hombro es clave para prevenir una mayor rigidez y pérdida de movilidad.
  4. Fisioterapia y Ejercicios en Casa: La incorporación de un programa de fisioterapia y ejercicios en casa, especialmente después de una inyección de corticosteroides, puede mejorar significativamente los resultados. Los ejercicios deben ser personalizados según el nivel de dolor y la limitación funcional del paciente. Dado que el hombro congelado puede ser una condición de larga duración, es esencial realizar un seguimiento regular y ajustar el tratamiento según sea necesario para asegurar los mejores resultados posibles.
  5. Educación del Paciente y Modificación de Actividades: Es importante educar a los pacientes sobre la naturaleza de su afección y la importancia de la modificación de actividades para evitar movimientos que puedan exacerbar el dolor o limitar aún más el movimiento.
  6. Reevaluación y Ajustes de Tratamiento: Dado que el hombro congelado puede ser una condición de larga duración, es esencial realizar un seguimiento regular y ajustar el tratamiento según sea necesario para asegurar los mejores resultados posibles.

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